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miércoles, 25 de enero de 2023

Sobre los departamentos o equipos de áreas tengo que decir…

 

Sobre los departamentos o equipos de áreas tengo que decir…

Por

Maestro

Por excelente que sea el trabajo y la intención individual, cuando se trata de un proceso colectivo y éste es aplicado a una comunidad, cualquiera que ésta sea, y de la cual se esperan resultados, si no homogéneos, si exitosos y, con un mismo perfil, éstos no lograrán ser lo esperado, en la medida en que no existe cohesión, coherencia, articulación entre las formas, y el mismo modelo implementado, aunque se sostenga, por los individuos responsable de dicha tarea, que van por la misma ruta. 

Cuando caemos como docentes en la acción individual, por cualquiera que sea la razón, nos queda muy difícil identificar las amenazas, debilidades del proceso en el que se participa, y la poca objetividad nos hace creer que todo lo que hacemos son fortalezas.  De esta manera nos encerramos en una burbuja de subjetividad individual, alejándonos del propósito común del proceso.

Lo peligroso de todo lo señalado, es que esto contrasta con el paradigma de la integralidad, la transversalidad y la interdisciplinaridad que se requiere en la educación.

“El modelo de promoción que prodigan los modelos dependientes se basa en las posibilidades del sistema y se organiza de acuerdo a criterios verticales, mientras que la promoción es más institucional en el caso de los modelos autónomos”.1

“Situados en el marco de una progresiva autonomía institucional, tiene sentido revisar entonces, el rol que el docente ha de tener y los apoyos con que a nivel institucional cuenta. Frente a un profesor individual, se precisa ahora de un profesional colaborador y cooperador que sea capaz de establecer, en diálogo con sus compañeros, los criterios comunes y de definir los campos propios de la actuación individual. No sólo cambian las funciones a realizar; también quedan afectados los procesos de formación y selección”.2

Bajo esta perspectiva cabe ordenar la vida institucional en una escuela, de tal forma que constituya en si misma el contexto adecuado, que facilite tanto la nueva concepción de la enseñanza como el desarrollo profesional. Los Departamentos (áreas) y Equipos Educativos son, al respecto, una buena alternativa clásica, aunque pocas veces desarrollada, a través de la cual puede encontrarse una respuesta a las nuevas exigencias.3


En muchas instituciones educativas, los equipos de área o departamentos están creados, por lo menos eso dicen todas las actas de instalación que exhiben ante los funcionarios de la secretaría de educación o de cualquier ente que se siente con derechos de revisar esta documentación, no obstante, para muchas, no existe claridad de cuál es la verdadera función y responsabilidad de estos equipos y quizá por eso, es poco lo que como colectivo se logra desarrollar como áreas.

Hoy nos conformamos con observar las estadísticas que muestran nuestras áreas en una tabulación realizada por acciones externas, sobre todo cuando los resultados de nuestros componentes alcanzan alguna mejora, sin saber si ésta, pudo ser el resultado de una acción casual y no el resultado de todo un proceso colectivo o el resultado de una acción individual que bien pudo ser aplicada al total de las áreas, para así lograr el verdadero objetivo.

La operatividad de los equipos o departamentos de áreas requiere de organización y de funciones claras. Como toda organización y que ella depende de principios claros como: el profesionalismo, la autonomía y la colaboración. Debemos recordar que siempre estamos en función de aprender.

En el quehacer de estos equipos, existe la necesidad del trabajar de la mano con los equipos de gestión, sobre todo con el académico, porque es allí en donde anualmente se trazan algunas líneas gruesas para superar algunas dificultades identificadas en nuestro PMI. Pero lo macro de todo lo curricular está en manos de los departamentos.

En aras de darle operatividad a estos departamentos, se hace necesario, que cada área construya anualmente su POA, y se retroalimente en el proceso de socialización de los mismos, pero con el cuidado de no caer en el activismo ni en el formalismo teórico para cumplir. Cada equipo o departamento, debe orientar un proyecto bandera que le de dinamismo a su accionar y motivar de esta manera a la comunidad en torno a sus propósitos.

La dirección de la institución debe establecer fechas muy concretas para los encuentros de las áreas de manera interna y posteriormente, en los consejos académicos abrir espacios pedagógicos para compartir experiencias de las áreas y realizar evaluaciones de las acciones programadas en el POA, mostrando también los criterios de verificación y las evidencias de todas éstas.  

Existen realidades generales que nos comprometen a todos, pero también existen las particulares, que solo las conoce cada una de las áreas porque, por algo existen las competencias disciplinares y ellas son las que nos permiten identificar las falencias que se están presentando no solo en el aprendizaje de los estudiantes, sino en el proceso completo. Ese ejercicio de identificación, entonces, corresponde a los departamentos o equipos, pero con el aporte de la coordinación de la institución, porque ésta es la representación de la dirección del colegio y, por lo tanto, debe ser conocedora de todos los procesos que en la institución se lleven a cabo y porque se requiere del apoyo administrativo al momento de las autorizaciones y de la utilización de los recursos. La autonomía no significa anarquía.

1. 2.3. Joaquín Gairín Sallán