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miércoles, 31 de agosto de 2022




ESTO ES NOCHE DE TAMBÓ 



Desde la intencionalidad de los actos, puede considerarse el surgimiento de la NOCHE DE TAMBÓ, como producto de la preocupación de un grupo de jóvenes del 95, por el rescate de un evento de gran tradición en nuestra ciudad en tiempos del ayer como lo eran las ruedas de cumbia. No obstante, en la dinámica de su ejecución año tras año, nuevas causas culturales se fueron sumando al evento. Aquellas escasas doscientas personas que se dieron cita un jueves de 1995 previo a la noche de guacherna, pasó pronto a ser una masa exigente del evento ante un grupo hoy día no tan jóvenes que lo sienten como un gran compromiso con la ciudad y actualmente con el país. La Plaza de la Paz único escenario en la ciudad que brinda la posibilidad de realizar un evento con estas características hoy ya es demasiado pequeña para la cantidad de público asistente y eso preocupa, porque Barranquilla es una ciudad que carece de escenarios aptos para eventos culturales de esta magnitud. La NOCHE DE TAMBÓ muchos la consideramos parte ya del carnaval, de hecho, el carnaval comienza con ella, no obstante, y a pesar de las diecisiete versiones, todavía las dificultades para realizarla cada año son motivo de preocupación; la empresa privada a la que insistentemente se ha acudido, no muestra ningún interés en apoyar el evento, la empresa carnaval hasta hace apenas dos años reconoció el evento y lo incluyó dentro de su programación oficial, afortunadamente se cuenta con el apoyo del Distrito a través de IDC, quienes al final, después de una agónica espera, terminan dentro del grupo de apoyo de la gran rueda de cumbia. Este año la Noche de Tambó llega a su mayoría de edad, cumple los 18 años y por poco se queda sin celebrar, ya que su escenario natural, ha pasado de ser un espacio público a una víctima más del facilismo administrativo al ser entregada en concesión por un espacio de cinco años a un ente privado quien usufructuará sin contemplación los millones que el Estado invirtió en su remodelación..

sábado, 27 de agosto de 2022

 ¿Por qué es tan difícil ser humilde?


"Un gran hombre siempre está dispuesto a ser pequeño"Ralph Waldo Emerson

Es posible que algunas personas clasifiquen a la humildad entre los diversos valores que le permitirían al ser humano una convivencia sana y armoniosa, es también posible que otras personas la consideren simplemente una actitud muy personal, muy cercana de darse o no darse en cada individuo, dependiendo de su personalidad.

Desde lo espiritual y hasta desde lo religioso, la humildad es una especie de condición de la virtud del ser humano, una exigencia del condicionamiento para estar en gracia con Dios o con la misma paz interna de cada persona y con los demás.

Es muy probable que la axiología sustente con argumentos muy fuertes, que se trata de uno de los valores más determinantes de la vida en sociedad, de la integridad del ser humano y de la armonía social.

Habrá entonces en la sociedad, personas humildes y personas que no lo son, aunque la sociedad en general, consideren a la humildad, como una característica esencial de la persona íntegra, capaz de lograr el éxito y sostenerse en lo exitoso, ser aceptado, respetado y hasta modelo de persona para los demás.

Entonces, si la humildad tiene que ver con todas estas buenas prácticas, ¿por qué es tan difícil ser humilde?

Existen personas que aún viven confundidas en su concepción de humildad, al sesgarla exclusivamente a razones de tipo económicas. No es cierto que el adinerado necesariamente por su condición económica sea una persona carente de humildad o viceversa. La humildad está más cerca del altruismo natural y desinteresado de cada individuo. No es humilde el que regala un pan a una persona necesitada o una fuerte suma de dinero a quien lo requiera, si internamente la duda por hacerlo se apodera de él. La humildad, no está solamente en la acción, sino que ella debe estar acompañada de sinceridad, de desprendimiento, cuando se realiza la acción porque así lo siente, y eso no se reduce solamente a las acciones “filantrópicas”, sino a todas las acciones del hombre al momento de interactuar.

Humildad es no sentirse más que otro, no considerar haber “bajado”, cuando retorno a mis inicios, es compartir con todos como todos, es sentarme a la mesa a reír, llorar, debatir, y escucharnos entre todos, pero de una manera sincera, la humildad no es hipocresía, es lealtad con los demás y conmigo mismo, es no sentirme menos, porque me integro con el obrero, con el campesino, con el estudiante, con el reciclador en sus actividades diarias. Pero si a todo eso decimos “si” y aceptamos estar de acuerdo, ¿por qué es tan difícil ser humilde?

Es probable que la respuesta a esta pregunta, la intentemos encontrar desde diferentes perspectivas, no obstante, es bien cierto que el tipo de educación que recibimos desde los inicios de nuestro proceso de socialización en el hogar, la escuela, la universidad, en fin la sociedad en general tenga mucho que ver con la respuesta, aunque también depende de cada individuo que siga considerando a la humildad como el más preciado de los valores del ser humano, pero si eso es así, ¿por qué es tan difícil ser humilde?

Decimos muchos que ser humilde es reconocer nuestros defectos, errores, logros y virtudes por igual, es no obsesionarse con el poder, la fama, el dinero, los aplausos, lo que piensan los otros sobre mi. No obstante, nos encontramos a la humildad enmascarada, cuando aparentamos o fingimos ser humildes, en ocasiones hasta hacemos público nuestros defectos, pero no existe un verdadero reconocimiento, jamás cedemos y seguimos siendo el verdadero "yo". Actuamos en nombre de la humildad, pero nuestro corazón no nos acompaña en la tarea. Y me sigo preguntando:¿Por qué es tan difícil ser humilde?

Por Maestro.

viernes, 17 de junio de 2022

La dinámica debe ser juvenil

    




Por 
Maestro

Es lo más normal del mundo disfrutar de las mieles de la juventud: la diversión, el deporte, la música, la irreverencia, etc. no obstante, es importante comprender, que este momento de la vida, también tiene responsabilidades, sobre todo de tipo social. 

La juventud es sinónimo de dinamismo, de innovación, de una fuente permanente de propuestas, de cambio, de una retórica nutrida de nuevos conceptos, acompañados todos de acciones, que en algunas ocasiones no son muy pertinentes,  pero al fin y al cabo acciones; por lo menos, de esa manera pienso yo  debería ser el papel de la juventud en su desempeño social, cultural y laboral.

Se inunda mi corazón de tristeza, cuando estos  jóvenes, de los que la sociedad espera proyectos, ideas novedosas y acciones puntuales, solo se quedan en la mera lamentación, en la crítica incompleta y navegan en un lago de aguas mansas, donde la dinámica sigue siendo establecida por  aquellos que combaten ahora contra el color cenizo de sus cabelleras, aquellos que lo dieron todo en su momento, pero que esperan con una angustia el relevo histórico que por dialéctica se debe dar, porque siguen pensando en un futuro garantizado para los que vienen. En sus corazones nunca hubo espacio para el egoísmo.

Preocupa de los jóvenes la irreverencia poco fundamentada de algunas de sus posturas y acciones, la anarquía en la que se quedan sus propuestas, la subestimación que hacen de todo lo que que la sociedad ha establecido como leyes, el irrespeto y hasta el discurso de los que apenas llegando al campo laboral ya están hablando de la pensión, dejando atrás eso que mencionábamos anteriormente como su verdadera función, su compromiso.

Es urgente que los jóvenes asuman su papel histórico con la cultura, con la ciencia, con la  intelectualidad, con la política, con los compromisos laborales que adquieran y que la sociedad requiere y, que el cambio de lo que ya ellos y la realidad misma considera retrógrado y anquilosado, lo propongan ellos mismos, y sean ellos  los que acompañen sus propuestas de cambio con acciones en donde  cumplan un papel protagónico y determinante.






lunes, 11 de abril de 2022

Poesía popular

 

20 versos y una sola mentira

 

La mentira es indignante,

Por “piadosa” que esta sea

Presente está en las tareas

Socialmente muy frustrante

Universo impresionante

Del humano en sus acciones

Miente el niño en pretensiones

Miente el joven, miente el viejo

El embuste más añejo,

Lo vemo en las elecciones.

 


La mentira es el “arte”

Pa algunos “profesionales”

Quienes mienten a raudales

En su afán de conquistarte

En su labor de atraparte

Surge el guiño seductor

Del discurso engañador

Del Don Juan empedernido

Del político fluido

Demagogo embaucador.

                            Maestro

 





Máscaras y temores





Es muy común escuchar decir: "quién no conoce la historia está condenado a repetirla". Suena a cliché, pero está vigente, aún en momentos de la llamada "inteligencia artificial".  

Desde la prehistoria, el hombre recurrió a la máscara para poder sobrevivir en un momento en que el entorno le exigía alternativas a su alcance natural y racional, igual sucedió en  la antigüedad, en el Medioevo, en la modernidad y ni qué decir de la contemporaneidad. En cada momento histórico la máscara ha sido utilizada con propósitos diversos y con diversas intenciones, sobre todo con la intención de no dar a conocer sus verdaderos propósitos.

Cuando los temores y las indecisiones se toman a aquellos  que la autoridad les supera su talla, se cae en el abismo  de la irresponsabilidad por omisión y se vive atrincherado en la falacia  de una mal llamada democracia, conscientes de lo que no se hizo en su momento.

Se pretende con esa actitud  dejar de actuar o dejar de asumir, evitar la responsabilidad por su temor al fracaso, y se continua con una vida de no culpabilidad, como si la vida se tratara de eso. No deja de ser sospechoso aquel que pretende alardear solo de los triunfos y nunca presentar sus fracasos, sencillamente, porque no es la realidad de la vida.

El miedo al error, al señalamiento, al fracaso, jamás dejará que seas aceptado socialmente como una persona en la que se confía. Cuando no somos capaces de tomar la más sencilla de las decisiones, bajo el supuesto de lograr un conceso, estamos actuando bajo el temor de aceptar la responsabilidad, creyendo que es mucho menos riesgoso dejarle esa acción a otros, para que sobre ellos recaiga la responsabilidad del fracaso. Es una actitud de cobardía ante la realidad de la vida, pero  ella, la vida se encargará tarde que temprano de quitar la máscara que hoy por hoy se pretende en las "tablas de la vida". Entre máscaras y pasquines se pretende vivir, en momentos en que debes liderar .

Por 

Maestro