Sobre los departamentos o equipos de
áreas tengo que decir…
Por
Maestro
Por excelente
que sea el trabajo y la intención individual, cuando se trata de un proceso
colectivo y éste es aplicado a una comunidad, cualquiera que ésta sea, y de la
cual se esperan resultados, si no homogéneos, si exitosos y, con un mismo
perfil, éstos no lograrán ser lo esperado, en la medida en que no existe
cohesión, coherencia, articulación entre las formas, y el mismo modelo
implementado, aunque se sostenga, por los individuos responsable de dicha tarea,
que van por la misma ruta.
Cuando caemos
como docentes en la acción individual, por cualquiera que sea la razón, nos
queda muy difícil identificar las amenazas, debilidades del proceso en el que
se participa, y la poca objetividad nos hace creer que todo lo que hacemos son
fortalezas. De esta manera nos
encerramos en una burbuja de subjetividad individual, alejándonos del propósito
común del proceso.
Lo peligroso de
todo lo señalado, es que esto contrasta con el paradigma de la integralidad, la
transversalidad y la interdisciplinaridad que se requiere en la educación.
“El modelo de
promoción que prodigan los modelos dependientes se basa en las
posibilidades del sistema y se organiza de acuerdo a criterios verticales,
mientras que la promoción es más institucional en el caso de los modelos
autónomos”.1
“Situados en el
marco de una progresiva autonomía institucional, tiene sentido revisar
entonces, el rol que el docente ha de tener y los apoyos con que a nivel
institucional cuenta. Frente a un profesor individual, se precisa ahora de un
profesional colaborador y cooperador que sea capaz de establecer, en diálogo
con sus compañeros, los criterios comunes y de definir los campos
propios de la actuación individual. No sólo cambian las funciones a realizar;
también quedan afectados los procesos de formación y selección”.2
Bajo esta
perspectiva cabe ordenar la vida institucional en una escuela, de tal forma que
constituya en si misma el contexto adecuado, que facilite tanto la nueva concepción
de la enseñanza como el desarrollo profesional. Los Departamentos (áreas) y
Equipos Educativos son, al respecto, una buena alternativa clásica, aunque
pocas veces desarrollada, a través de la cual puede encontrarse una respuesta a
las nuevas exigencias.3
En muchas
instituciones educativas, los equipos de área o departamentos están creados,
por lo menos eso dicen todas las actas de instalación que exhiben ante los
funcionarios de la secretaría de educación o de cualquier ente que se siente
con derechos de revisar esta documentación, no obstante, para muchas, no existe
claridad de cuál es la verdadera función y responsabilidad de estos equipos y
quizá por eso, es poco lo que como colectivo se logra desarrollar como áreas.
Hoy nos
conformamos con observar las estadísticas que muestran nuestras áreas en una
tabulación realizada por acciones externas, sobre todo cuando los resultados de
nuestros componentes alcanzan alguna mejora, sin saber si ésta, pudo ser el
resultado de una acción casual y no el resultado de todo un proceso colectivo o
el resultado de una acción individual que bien pudo ser aplicada al total de
las áreas, para así lograr el verdadero objetivo.
La operatividad
de los equipos o departamentos de áreas requiere de organización y de funciones
claras. Como toda organización y que ella depende de principios claros como: el
profesionalismo, la autonomía y la colaboración. Debemos recordar que siempre
estamos en función de aprender.
En el quehacer
de estos equipos, existe la necesidad del trabajar de la mano con los equipos
de gestión, sobre todo con el académico, porque es allí en donde anualmente se
trazan algunas líneas gruesas para superar algunas dificultades identificadas
en nuestro PMI. Pero lo macro de todo lo curricular está en manos de los departamentos.
En aras de
darle operatividad a estos departamentos, se hace necesario, que cada área
construya anualmente su POA, y se retroalimente en el proceso de socialización
de los mismos, pero con el cuidado de no caer en el activismo ni en el formalismo
teórico para cumplir. Cada equipo o departamento, debe orientar un proyecto
bandera que le de dinamismo a su accionar y motivar de esta manera a la
comunidad en torno a sus propósitos.
La dirección de
la institución debe establecer fechas muy concretas para los encuentros de las
áreas de manera interna y posteriormente, en los consejos académicos abrir
espacios pedagógicos para compartir experiencias de las áreas y realizar
evaluaciones de las acciones programadas en el POA, mostrando también los criterios
de verificación y las evidencias de todas éstas.
Existen realidades generales que nos comprometen a todos, pero
también existen las particulares, que solo las conoce cada una de las áreas
porque, por algo existen las competencias disciplinares y ellas son las que nos
permiten identificar las falencias que se están presentando no solo en el
aprendizaje de los estudiantes, sino en el proceso completo. Ese ejercicio de
identificación, entonces, corresponde a los departamentos o equipos, pero con
el aporte de la coordinación de la institución, porque ésta es la
representación de la dirección del colegio y, por lo tanto, debe ser conocedora
de todos los procesos que en la institución se lleven a cabo y porque se
requiere del apoyo administrativo al momento de las autorizaciones y de la
utilización de los recursos. La autonomía no significa anarquía.
1. 2.3. Joaquín Gairín Sallán